
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
El arte que nos hace llorar
No comprendo este nuevo síntoma de
mi enfermedad. He perdido por completo la vista y tengo la asfixiante sensación de estar encerrado.No sé cuántas horas (o días) habré estado sin sentido.Lo último que recuerdo es el brillo de una lamparilla y un rumor de sollozos en el cuarto.Ahora quisiera decir a todos que he vuelto en mí; pero he perdido, aparte del habla, también todo movimiento salvo el del brazo derecho, que, al moverme, tropieza con algo que debe ser la pared de la habitación pero que, por causa de la perturbación de la sensibilidad que sufro, a mí me parece como una tabla. También experimento extrañas sensaciones, como un perfume de flores que parece ascender desde mis pies. Son penosos fenómenos que, evidentemente, confirman la extremada gravedad de mi estado.
Fotografía: Roberth Strand
Harold Lloyd, otro cómico de altura, tiene escenas clásicas, como la escalada de la fachada de unos grandes almacenes (El hombre mosca, 1923), donde se muestra, además, como precursor del puenting (enlace a toda la secuencia en Youtube: parte 1; parte 2).
La escena en la que está metido en un saco encima de un andamio, en ¡Ay, que me caigo! (1930), es irrepetible.
En mi opinión, una verdadera descripción de la naturaleza debe ser breve, poseer carácter y relevancia. Hay que acabar con los lugares comunes como el sol poniente, bañado en las olas del mar oscurecido, virtió su oro carmesí o las golondrinas, sobrevolando la superficie del agua, gorjeaban jubilosas.Al describir la naturaleza, uno debe atrapar pequeños detalles, arreglándolos de tal manera que con los ojos cerrados se obtenga en la mente una imagen clara. Por ejemplo, si quieres lograr el efecto total de una clara noche de luna, escribe que un trozo de cristal de una botella rota brillaba como una pequeña estrella en el estanque del molino, mientras la sombra oscura de un perro o un lobo pasó bruscamente como una pelota y así sucesivamente. La naturaleza cobrará vida si no temes comparar sus fenómenos con acciones humanas ordinarias.En la esfera de lo psicológico, los detalles son también la clave. Dios nos libre de los lugares comunes. Primero que nada, evita describir el estado interior del héroe; tienes que tratar de que se aclare a partir de sus acciones. No es necesario retratar demasiados personajes. El centro de gravedad debe estar en dos personas: él y ella.
Meditación sobre una hoja de roble
Se le considera pionero del expresionismo abstracto y su etapa norteamericana (1940) resultó decisiva para la configuración de la action painting (‘pintura de acción’) de Jackson Pollock.
Los jugadores de cartas
Influido por la cultura hispana (vivió una temporada en Tossa de Mar, Cataluña), pinta mitos españoles, temas taurinos y dibuja caricaturas antifranquistas.
Tauromaquia
INFLUENCIAS
Pasifae
Sucedió hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar.
Allí vivía una doncella conocida
por el nombre de Anabel Lee;
y esa doncella no vivía con otro pensamiento
que el de amarme y que yo la amara.
Yo era un chiquillo y ella una chiquilla,
en aquel reino junto al mar:
pero nos amábamos con un amor que era más que amor-
yo y mi Annabel Lee-;
con un amor que los alados serafines del cielo
envidiaban de nosotros.
Y este fue el motivo por el que, hace mucho tiempo,
en aquel reino junto al mar,
un viento llegó desde una nube, helando
a mi hermosa Annabel Lee;
entonces vino aquel hidalgo pariente suyo
y la apartó de mi lado,
para encerrarla en un sepulcro
en aquel reino junto al mar.
Los ángeles, que no eran tan felices en el cielo,
nos tenían envidia-
¡Sí! - este fue el motivo (como toda la gente sabe,
en aquel reino junto al mar)
para que el viento viniera por la noche desde la nube,
helando y matando a mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era mucho más fuerte que el amor
de aquellos que eran más viejos que nosotros-
de muchos que sabían más que nosotros-
y ni siquiera los ángeles allá arriba en el cielo,
ni los demonios en las profundidades del mar,
podrán nunca separar mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee.
Jamás brilla la luna, sin que yo sueñe
con la hermosa Annabel Lee;
jamás salen las estrellas, sin que yo sienta los brillantes ojos
de la hermosa Annabel Lee;
y así, durante toda la noche, permanezco tendido al lado
de mi querida -mi querida- mi vida y mi novia,
allá en el sepulcro junto al mar;
en su tumba junto al mar sonoro.
EL PLANO
Plano de 1906 de la planta de la Casa Milà, que muestra su estructura orgánica, parecida a un panal.
Canaleta, que fue delineante de Gaudí en la Casa Milà, se quejó de que se le pedía que escalara los planos de planta destinados a los constructores hasta un tamaño tal que tenía que tenderse sobre la mesa de dibujo. Gaudí le sugirió que hiciera un agujero en el centro de la mesa, con lo que podía gatear por debajo, emerger justo en medio y continuar dibujando.
(pie foto izquierda) Caricatura que muestra la Casa Milà como un búnker.
(pie foto derecha) La Casa Milà en una ilustración de Brunet aparecida en El Diluvio, vista a la vez como un arca de Noé y como un osario.Una montaña construida por la mano del hombre... (Collins)
Una especie de pulmón de piedra que respira con suavidad... (Perucho)
2. En un cuento moderno a nadie se le ocurre decir cosas elevadas, porque se considera de mal gusto, y probablemente lo sea; en cambio, si usted atribuye ideas elevadas a un animal, digamos a una pulga, los lectores sí lo aceptan, porque entonces creen que se trata de una broma y se ríen y la cosa elevada no les hace ningún daño, o ni siquiera la notan.
3. Uno debería ser borrado por sus personajes, de quienes uno apenas estuvo al servicio. Gulliver rebasa a Swift y Otelo a Shakespeare. En cambio, Leopoldo Bloom no ha podido hacer que Joyce permanezca tras la cortina. Lo mismo sucede con Kafka; sus personajes le sirven más a él que él a ellos. El más sabio ha sido Cervantes al esconderse tras otro nombre para contar la historia de don Quijote, incluso al grado de que se ha llegado a considerarlo un idiota al lado de su personaje.
A. Monterroso: Viaje al centro de la fábula
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